Soldado y poeta español, como tantos hombres de la época, Alonso de Ercilla es conocido mundialmente, y en especial, por ser el autor del poema épico ‘La Araucana’, donde se narra la Guerra de Arauco entre los españoles y los mapuches (o araucanos) durante el comienzo de la Conquista de Chile, publicada en Madrid en el año 1569.
Fue en esta ciudad donde nació, en el verano de 1533, bajo una familia de procedencia vasca y de origen noble, pero arruinada económicamente, por lo que Carlos I se los trajo a su corte y los cuidaron, siendo Alonso nombrado Paje del joven Príncipe Felipe, futuro Felipe II.
Junto al futuro Rey, adquirió grandes dotes lingüísticas en diversos idiomas como el latín, italiano, francés o alemán; y literarias, lo que luego le serviría para relatar su futura gran obra, que dedicaría como no a su gran amigo Felipe, por lo que sería nombrado posteriormente Gentilhombre de la Corte, y sobre la cual Miguel de Cervantes diría que era una de las mejores obras épicas en verso que se hayan escrito en castellano y que haya producido España.
A pesar de haberle servido como Paje en su juventud, Alonso de Ercilla era un hombre muy tímido, se azoraba cuando le preguntaban algo y no acertaba a hablar con naturalidad. Por ello, Felipe II solía decirle en frase que sonaba a endecasílabo: “Habladme por escrito, don Alonso”.
Tras residir en Perú y vivir varios episodios como la ya mencionada Guerra de Arauco o fundaciones de distintos pueblos, regresó a España para instalarse en Madrid y casarse con María de Bazán. El final de sus días, cuentan, que fue tranquilo, feliz y libre de preocupaciones económicas, donde pudo acabar las siguientes dos partes de su gran obra. Sería finalmente enterrado en el Convento de San José de la ciudad de Ocaña (Toledo, España).
El famoso escritor, filólogo y crítico literario español, Marcelino Menéndez Pelayo, señaló que “no hay literatura en el mundo que tenga tan noble principio como la de Chile, la cual empieza nada menos que con La Araucana, obra de ingenio español, ciertamente, pero tan ligada con el suelo que su autor pisó como conquistador, y con las gentes que allí venció, admiró y compadeció a un tiempo, que sería grave omisión dejar de saludar de paso la grave figura de Ercilla”.
Fuentes:
– ‘Ercilla, poeta joven’, Enrique Lihn.
– ‘Alonso de Ercilla y Zúñiga (1533-1594)’, Biblioteca Nacional de Chile.
– ‘La Araucana’, Alonso de Ercilla.
– ‘Reconstruyendo el camino de Ercilla… Bello, Mistral y Neruda’, Eva María Valero Juan (http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/reconstruyendo-el-camino-de-ercilla-bello-mistral-y-neruda/html/de5782a9-9461-4b94-a601-22754e87a611_3.html).
– ‘Las anécdotas de la política. De Keops a Clinton.’, Luis Carandell.
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