Rusia es, actualmente, el país del que todo el mundo habla debido a la acción militar de invasión que está llevando a cabo contra su país vecino, Ucrania. El poderío que ostenta a día de hoy no fue siempre de la misma índole, y hubo una época donde sus territorios no alcanzaban tantos kilómetros, y sus fuerzas eran destinadas a sobrevivir de las regiones vecinas, hasta la llegada al poder de Ivan ‘el Terrible’ en el siglo XVI, cuya política fue totalmente expansionista y donde se llegó a proclamar el Zarato ruso o moscovita.
Es durante este siglo, también, aunque un poco antes de la llegada de Ivan al poder ruso, conociéndose ese territorio aun como el Gran Principado de Moscú, cuando los rusos y nuestro Imperio Español tuvieron la primera toma de contacto en cuanto a unas relaciones bilaterales se refiere. Esto sucedió en 1519-20, mediante el intercambio de enviados entre ambos países.
El Rey Carlos I de España notificó al Gran Duque Basilio III de Moscú su ascenso al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, con el nombre de Carlos V. En 1523, diplomático enviado, Yakov Polushkin, entregó la respuesta de Basilio en la Corte de Valladolid, convirtiéndose así en el primer enviado de Rusia a España.
En 1525, los enviados rusos Ivan Zaikin-Yaroslavsky y Semen Borisov presentaron sus credenciales al Emperador Carlos; llevando así la noticia del Descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón para la Corona de Castilla a Moscú. Como curiosidad, la Inquisición española y, especialmente, las secuelas del Edicto de Granada expulsando a los judíos del reino eran de particular interés para el clero ruso del siglo XVI, obsesionado con la supresión de la herejía dentro de la iglesia ortodoxa rusa.
Otro contacto temporal fue establecido por la embajada de Piotr Potemkin (1667-1668), cortesano ruso, diplomático y namestnik de Borovsk; durante el reinado de Alexis I de Rusia. Esta embajada estableció relaciones diplomáticas regulares entre Rusia y España. Piotr Potiomkin fue un personaje de gran importancia para el establecimiento de relaciones entre los dos países del momento, tanto es así que un colorido retrato de él, llevado a cabo por el pintor español Juan Carreño de Miranda está expuesto en el Museo del Prado en Madrid (España).
Finalmente, las embajadas regulares de los dos países se establecieron por Pedro I de Rusia y Felipe V de España en 1722, abriéndose incluso un consulado en Cádiz al año siguiente.
Fuentes:
– ‘Historia de la crónica rusa’. Crónica del Siglo XVI. Libro 5.
– ‘Warfare, State and Society on the Black Sea Steppe, 1500–1700’, Brian Davies. Pág 122. 2007.
– ‘Basilio III’, Biografías y Vidas. (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/basilio_iii.htm)
– ‘Iván el Terrible’, Jules Koslow. Ediciones Selectas. 1966.
– ‘Pasajes de la Historia’, Juan Antonio Cebrián. Ediciones Corona Borelis. 2001.
– ‘La Marcha de Moscovia, Iván el Terrible y el Desarrollo del Imperio Ruso’, Harold Lamb. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 1951.
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