‘Su Católica Majestad’ tenía un gusto muy fino para adquirir piedras preciosas, ya que solo ostentaba en su poder las más privilegiadas y exclusivas del panorama europeo.

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Un ejemplo de estas fue el brillante de 100 quilates tallado según algunas fuentes en Sevilla o en Madrid, que adquirió Felipe II en Amberes al flamenco Carlo Affetato por un precio, nada más y nada menos, que de 80.000 ducados. Tal magnitud de piedra, se la ofreció a su esposa Isabel de Valois con motivo de su matrimonio en el Palacio del Infantado, en la ciudad de Guadalajara. A este diamante se le conoció en la historia como “El Estanque”, y formó parte del famoso joyel rico de los Austrias.

El famoso orfebre Juan de Arce, el cual realizó varios trabajos a Felipe II, dijo sobre este diamante que se trataba de “un diamante perfecto, labrado de tal manera, que toda su área era cuadrada, con cuatro lados perfectos e iguales en ángulo recto, dando lugar a ángulos completos y enteros y a esquinas muy agudas”, en resumen: “un espejo limpio y trasparente”.

De este joyel también formaba parte la llamada “Perla Peregrina”, una gema legendaria de tamaño inusual y de enorme valor para la historia de Europa. Formó parte de las joyas de la Corona española, debido a que fue encontrada en el Archipiélago de las Perlas en Panamá, en el siglo XVI, por un esclavo africano el cual se ganó su libertad y fue llevada a España por el alguacil de Panamá, Diego de Tebes, por lo que pasó directamente a las manos del ‘Rey Prudente’.

Una historia sobre Felipe II y las piedras preciosas se cuenta en la famosa obra del escritor español del Siglo de Oro, Baltasar Gracián, denominada ‘El Heroe’, la cual narra un episodio sobre el monarca y un comerciante portugués que quiso venderle un diamante:

“Presentóle un mercader portugués una estrella de la tierra, digo un diamante de oriente, cifra de la riqueza, pasmo del resplandor. Y, cuando todos aguardaban, si no admiraciones, reparos en Filipo, escucharon desdenes, no porque afectase el gran monarca lo descomedido como lo grave, sino porque un gusto hecho siempre a milagros de naturaleza y arte no se pica así vulgarmente. ¡Qué paso éste para una hidalga fantasía! —Señor —dijo—, setenta mil ducados que abrevié en este digno nieto del sol, no son de asquear—. Apretó el punto Filipo, y díjole: —¿En qué pensábadeis cuando disteis tanto? —Señor —acudió el portugués como tal—, pensaba en que había un rey Filipo segundo en el mundo—. Cayóle al monarca en picadura más la agudeza que la preciosidad, y mandó luego pagarle el diamante, y premiarle el dicho, ostentando la superioridad de su gusto en el precio y en el premio.”

Fuentes:

– ‘El Héroe’, Baltasar Gracián.

– ‘Historia del diamante El Estanque’, Biblioteca de joyería.

– ‘El Estanque, uno de los cinco diamantes más caros de la historia’, Josaysuscuentos (https://josamotril.wordpress.com/2009/06/15/el-estanque-uno-de-los-cinco-diamantes-mas-caros-de-la-historia/).

– ‘La Pergrina Pearl’, Internet Stones (https://www.internetstones.com/la-pelegrina-pearl-spanish-crown-jewelry-king-philip-iv-princess-tatiana-yosupov.html).

– ‘El Estanque y La Peregrina’, Fonsado (http://www.fonsado.com/2009/10/el-estanque-y-la-peregrina.html).

– ‘Las anécdotas de la política. De Keops a Clinton.’, Luis Carandell.


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