Cuentan algunos biógrafos del escritor español Miguel de Cervantes, que un día estaba ‘el Piadoso’, Felipe III, con sus cortesanos y caballeros en el balcón del Alcázar de Madrid, y desde allí, observaron que había un adolescente estudiante sentado en un banco (o paseando a orillas del Manzanares, según a las crónicas que os dirijáis) con un libro en la mano leyendo, por el que de vez en cuando estallaba en carcajadas que se oían desde aquel balcón del palacio.
Felipe III, al ver aquella escena, se volvió a sus cortesanos y con aires de adivino les dijo: “El estudiante o es un loco o está leyendo Don Quijote de la Mancha”.
Para ver la verdadera agudeza del monarca, acudieron algunos cortesanos y palaciegos a comprobar si verdaderamente se cumplía aquello dicho por él, y efectivamente, el estudiante de las carcajadas que se llevaba las manos a la frente de vez en cuando se estaba leyendo El Quijote, “mas á ninguno de ellos ocurrió el recordar al príncipe el sumo desamparo que estaba persiguiendo al autor de libro tan popularmente celebrado”.
No cabe duda, que las aventuras del hidalgo Alonso Quijano cuentan con anécdotas y aventuras que trascienden más allá de su libro.
Fuentes:
– ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’, Miguel de Cervantes.
– ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Volumen 2’, Miguel de Cervantes.
– ‘Visiones del Quijote’, Álvaro Armero Alcántara.
– ‘Las anécdotas de la política. De Keops a Clinton’, Luis Carandell.
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